Javier Ana

Nací el 27/02/1981 en Córdoba, Argentina (no tuve mucho que ver en ese hecho).
Mi niñez paso entre largas y silenciosas siestas santiagueñas que se acortaban un poco con un piano de pared de propiedad materna.
Una guitarra “Antigua Casa Núñez” que pertenecía a mi abuelo materno fue el instrumento elegido. Algunos recuerdos de esa época es un casete gastado de tanto escucharlo “Disco de oro de los Beatles”, en la radio sonaban “Oh mama ella me ha besado” de Pablito Ruiz o “You are in the army now” de Statuo quo.
Pasaron los años y fue cuando escuché una canción que tenía un nombre muy extraño “The man who sold the world” (el hombre que vendió el mundo) en la versión de Nirvana, fue como lo que sentí al escuchar “Please please me” de Los Beatles. Después de escuchar esta canción (creo que rondaba el año 1992) tuve un sueño…. Soñé que veía tocar una banda de rock en vivo, (bah eso no
tiene nada de extraño pensarán), pero para un adolescente que nunca en su vida había visto tocar un grupo de rock en vivo fue como una revelación. A los pocos días de este sueño tan sin sentido en su momento vino a buscarme a casa un amigo del colegio, cursábamos juntos 2º año del secundario, su nombre es Jerónimo Vidal. Recuerdo que era tarde, tipo 20 hs. (si ríanse) y me invito a ir a ver a una banda que hacía temas de Nirvana, sorprendentemente mi madre me dejo….
Y ahí empezó todo…

Después del sueño
Nunca más volví a ver a esa banda, una lástima, hacia temas de Nirvana y les salía muy bien.
Siguieron ocurriendo cosas muy extrañas, musicalmente hablando. Comprobé que se podía tocar las canciones de rock en vivo, ahora tenía que aprender a tocar la guitarra para tocar.
Había una casa de instrumentos musicales en la capital santiagueña, se llamaba Swan. Un día vi en esta casa de música un librito con las canciones de los Beatles, eran geniales porque traían las letras y los acordes y de hecho yo conocía esas canciones ¡bingo! Hay que acordarse de que no había internet así que encontrar estos libritos era toda una gloria.
Así, de a poco fui, prendiendo las notas, pero lo extraño es que al aprender los primeros tres acordes (Sol, Do y La menor) hice mi primera canción.

Mi primer canción
Era un día normal de clases en la Escuela Normal Manuel Belgrano, nos tocaba la hora de música, se me ocurrió mostrarle la canción a la profesora y lo que a continuación pasó fue inesperado, hizo que los compañeros la cantáramos, la profe se llama Daniela Anriquez, todavía no puedo creerlo.
A una compañera le gusto la canción, su nombre es Guadalupe Simón y me paso el teléfono de un profe de guitarra.
Este profesor de música es nada más ni nada menos que Lucas Carabajal, hijo de Juan Carlos Carabajal (autor de canciones como Hermano Kakuy, Entra a mi Hogar, y otros grandes éxitos del folklore argentino). Lucas fue y es una guía enorme para mí, siempre escuchó mis canciones con muchísimo respeto y hasta hizo un punteo, el de la canción “Yo no sé” del EP Mundo Meabe (lo guardé todos estos años).

Lucas tenía muchos alumnos. Uno de ellos era Agustín (Tino) Coronel, con quien junto a Germán Mellano, Alejandro Ritta su hermano Guillermo y Gringo Méndez formamos una banda que con el
tiempo comenzó a llamarse “Los Rudoricos”. Con los años esta formación fue cambiando, se sumó Luis Macedo, Pablo Abdala y Ramiro Julián. Todavía me acuerdo la emoción de la primera vez que ensayaba con una banda en la casa de Tino, las canciones de Los Enanitos Verdes y los Beatles.

Pero debo confesar que lo mas lindo eran las “giras” que hacíamos en septiembre para las “estudiantinas”. Era toda una semana donde íbamos a tocar a los colegios, el Santo Tomas de Aquino, el Normal Manuel Belgrano o en el Colegio Nacional, me acuerdo que íbamos a los “cumpleaños de 15 años” cargados con los instrumentos en los autos (yo tenía un Fíat 600) y
convencíamos a los padres de la cumpleañera que una banda en vivo era todo un suceso en esas fiestas y vaya que comíamos y bebíamos, la pasábamos genial. Para esta hermosa época le dedique la canción “Apología de los Rudoricos”.

También algo increíble fue la posibilidad que me brindo el profesor Armando Zalazar quien tenía un estudio de grabación y creo que tiene todavía una guitarra de 12 cuerdas (la única que vi y toque hasta ahora). Por supuesto, no existían los Home Studios, eran a casetes. En este estudio pude grabar algunas canciones que luego regrabé en los EP. Hace poco vino a Córdoba y fuimos a ver a Paul (ya saben que Paul, no es necesario que lo aclare).

Córdoba y los Home Studios
Por cuestiones de estudio y sobrevivencia volví a vivir a Córdoba Capital donde de niño viví unos 3 años aproximadamente. En esta bella ciudad, en donde había a empezar tocando “Zamba de mi Esperanza” en el bombo mientras que Santos Barcos Raspanti (quien actualmente tiene su banda Capuchas de Hop) hacía sonar la guitarra en la Escuela Alejandro Carbó me instale. Pasaron los años, la música quedo en modo “espera” mientras cosas más “serias” ocupaban mi tiempo. Conocí a mi vecino y músico Hernán García con quien nos juntábamos a tocar y todavía lo seguimos haciendo.
Una tarde cuando caminaba en el centro de la ciudad, le dije que viéramos un micrófono para poder grabar en la computadora casera ya que grababa las melodías con el famoso microfonito blanco que venía con la computadora y el Windows 95.
Me termine comprando una porta estudio y grabando los instrumentos hasta subir a la nube musical mi primer EP (Extended Play) de 5 canciones, formato que sigo usando llamado “Villa Unión” en honor al barrio popular en el que vivía al grabarlo. Y no pare más, en el 2º EP “Brisa” hice una presentación oficial con Eduardo Tissera en batería y Luciano Lo Presti en bajo.
Ya para el 3º y 4ºEP (Amalgama y Mundo Meabe) conté con el sonidista profesional Eduardo Negrini para la edición y masterización de las canciones. En estos shows se sumó Sebastián Raspanti en bajo y Hernán toco la 1º viola.
El 3º EP Amalgama fue una bisagra en lo que refiere la complejidad de las grabaciones y los instrumentos utilizados. En la canción Amalgama toco el saxo “Chelo” un muchacho que lo encontré tocando en la peatonal cordobesa,  lamentablemente nunca lo volví a ver…un talento enorme, en la canción Tal vez (La Paloma) se sumaron Cristal Medrano en violín y Ezequiel Rodríguez en chelo, impresionante como tocaron.
Y bueno, el show continúa, largamos la página web y se están grabando más temas con toda la
alegría y pasión de hacer lo que gusta…

Gracias totales!….
CONTINUARA…

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